[Blogger invitado Bill Baker]
Hola,

Soy William Baker, antiguo preso de Alcatraz. Ahora que he vuelto al buen camino, vuelvo a hablar con los visitantes, respondiendo a preguntas sobre mis años de prisión, firmando autógrafos, haciéndome fotos e interactuando con los visitantes de la isla. No puedo evitar que la historia me convierta en una estrella del rock. He escrito un libro titulado Alcatraz 1259, que firmo y promociono en la isla tres o cuatro días a la semana.

Aunque respondo a muchas preguntas, la más frecuente es: "¿No es extraño volver a la cárcel donde cumpliste condena?".

Mi respuesta corta a eso es "Sí, pero me hicieron una oferta que no pude rechazar". Y, con una sonrisa, añado: "Así que estoy muy contento". Y ellos asienten y se ríen y pasan a la siguiente pregunta.

Mi respuesta corta es honesta y verdadera y no pretende ser engañosa en absoluto. La respuesta larga es más complicada y requiere muchas explicaciones sobre la naturaleza y el carácter de un convicto de Alcatraz. Verá, la mayoría de nosotros llegamos aquí desde otras prisiones, trasladados a Alcatraz por infringir normas, normas serias.

Vine aquí porque estaba escapando de otras prisiones. Esa es la norma más grave de todas, a sus ojos. Más grave, incluso, que el asesinato. Así que éramos un grupo de convictos duros antes de llegar a Alcatraz. Ya habíamos estado en el agujero muchas veces, rompimos muchas reglas. Estábamos acostumbrados a este tipo de vida antes de llegar aquí. Así que podíamos manejar este lugar.

No estoy diciendo que Alcatraz fuera un buen lugar. Sólo digo que éramos unos chicos malos. Podíamos soportarlo y lo hicimos. Caminábamos por el patio riendo y jugando, hablando de robar bancos cuando salíamos; apostábamos en juegos de pelota; jugábamos a las cartas; jugábamos a la pelota; y hacíamos un poco de cerveza casera de vez en cuando y nos emborrachábamos.
Vivíamos aquí.

No era una gran vida. Estábamos encerrados en una celda de seis por nueve la mayor parte del tiempo. Nos dolía. Y puedes estar seguro de que fuimos debidamente castigados. Pero, nos enfrentamos a ello. Y sobrevivimos. Porque dondequiera que haya vida, el espíritu humano siempre prevalecerá.

No salí de Alcatraz con cicatrices o pesadillas. Así que no me traje ninguna cuando volví más tarde en la vida.

La pregunta era "¿No es extraño volver aquí después de haber cumplido condena aquí?", lo que significa "¿No te molesta volver después de lo que has pasado?". Así que la respuesta larga también es honesta y verdadera, pero es larga, y estoy tentado de añadir "Y, no, no me molesta. Los guardianes están todos muertos, yo sobreviví, así que este es mi territorio ahora".
-William G. Baker AZ-1259